RUTA Nº 5 : FUENTEPELAYO – AGUILAFUENTE – LAS FUENTES – LASTRAS DE CUÉLLAR – HONTALBILLA – LAGUNAS DE LASTRAS – MOLINO Y PRESA DEL LADRÓN

Mapa de la ruta nº 5

 

Perfil de la ruta nº 5.

KM 0: Salimos de la Plaza Mayor de Pinarnegrillo por la calle de Fuentepelayo, y llegando hasta el frontón nos desviamos a la derecha por la carretera, pasando al lado de la arboleda y la ermita del Cristo del Penegral. Después de haber realizado 4,2 kilómetros, seguimos por el casco urbano de Fuentepelayo por la calle Peligros que desemboca en la iglesia de Santa María y después por la calle Don Pelayo y la calle Príncipe llegaremos a la iglesia del Salvador, que junto a otros lugares de Fuentepelayo están recogidos en la ruta nº 3.  

Salimos de Fuentepelayo por la carretera  SG-222 y recorreríamos 5,5 kilómetros para adentrarnos en Aguilafuente y desviarnos de la carretera por la derecha siguiendo las indicaciones de un cartel que nos dirige hasta la iglesia de San Juan a través de la calle Eras de San Juan, luego a la derecha la calle Alonso del Río y luego a la izquierda la calle Fuente de las Tres Marías. 

 

PARADA Nº 1: AGUILAFUENTE (KM 11)

 

La villa de Aguilafuente tuvo un pasado esplendoroso del que son testigos los restos arqueológicos de una villa romana, una necrópolis visigoda, las ruinas de un palacio, varias casas señoriales (algunas de ellas blasonadas) y las dos iglesias de origen románico; en una de éstas, la de San Juan Bautista, podremos  hacer la primera parada en esta localidad. Este templo es de estilo románico mudéjar del siglo XII, pero con ampliaciones y reformas posteriores. Elementos mudéjares los encontramos en las portadas norte y sur, en las que se accede a través de una cuádruple arquería de ladrillo enmarcada por un alfiz,  así como en los restos de esgrafiado en el muro norte. El ladrillo también está presente en la ventana de la cabecera, en los muros y algunos contrafuertes. También se utiliza la piedra, en los ángulos y la parte superior  de la torre y los contrafuertes del  muro sur. La torre está enteramente construida con sillería y tiene  dos arcos de medio punto sobre columnas en cada una de sus caras.  

Fig. 1 y 2. Fachada sur  y portada norte de la iglesia de San Juan Bautista. Aguilafuente.

 La iglesia se abandonó para el culto en el siglo XIX y quedó en un estado ruinoso hasta que fue rehabilitada  a finales del siglo XX para convertirla en un Aula Arqueológica. En el interior se da información detallada sobre los restos arqueológicos de la domus romana del siglo IV, que se encuentran en el término de Aguilafuente y en la que se descubrieron hermosos mosaicos, y la necrópolis visigoda del siglo VI, que aprovechó el espacio y los materiales de esa construcción.

 

A través de la calle Palomares nos desviamos a la derecha por la calle Candelas, que nos llevará hasta la Plaza de la Villa, parcialmente porticada, y donde podemos ver una casa singular, con una fachada con chaflán  cubierta totalmente con conchas marinas; un capricho del que fuera su propietario, pero que no consiguió hacerla tan conocida como la Casa de las Conchas de Salamanca. Parece ser que el dueño de la casa, que era de origen gallego, tenía un negocio de pescados y la morriña  de su tierra explicaría el motivo marino de la fachada. 

Fig. 3. “Casa de las Conchas” en la Plaza de la Villa. Aguilafuente.

 

Siguiendo por la calle Real llegaremos a la Plaza Mayor; en ella nos encontramos casas porticadas en uno de sus flancos y separados por la carretera tenemos dos edificios destacados: el ayuntamiento y la iglesia. El edificio más monumental es la iglesia de Santa María, edificio de origen románico de ladrillo del siglo XII, de tres naves y que también ha conocido modificaciones a lo largo del tiempo. De la construcción original pervive un hermoso ábside mudéjar con triple arcada doblada de medio punto que se apoya sobre un zócalo de mampostería. Más tarde se amplió la iglesia hacia el oeste, se reformó la torre y se realizaron las portadas oeste y sur; esta portada abocinada es el acceso principal del templo, realizada en el siglo XV, en estilo gótico tardío, con arcos apuntados enmarcados por un alfiz y el exterior culmina con un remate conopial. En el frontón nos encontramos con una representación escultórica de la Anunciación.

 

La imponente torre de planta cuadrada tiene cuatro cuerpos en los que se abren muy pocos vanos. Su construcción es de mampostería, con refuerzos de sillería en las esquinas. En el tercer cuerpo tiene ventanas ojivales que se agrandaron para albergar las campanas; sobre estos ventanales se sitúan los canecillos que formaban parte del arranque del antiguo tejado, puesto que el último cuerpo de la torre es un añadido posterior.

Fig. 4 y 5. Portada sur y cabecera de la iglesia de Santa María. Aguilafuente.

 

Como curiosidad, esta iglesia parroquial fue escenario de un sínodo provincial celebrado en 1472, cuyas actas forman parte del primer libro impreso que se conserva en España y que se guarda en el Archivo de la catedral de Segovia. Desde hace varios años se celebra  durante el primer fin de semana de agosto una fiesta en la que se recrea este acontecimiento histórico con danzas, mercadillo y distintas representaciones teatrales y se adornan las casas del pueblo para la ocasión.

 

En el lado oeste  de la iglesia se encontraba el palacio de los Zúñiga, del que se mantiene en pie el muro exterior de piedra, conservando algunos escudos y una curiosa ventana  en ángulo con molduras de piedra caliza decoradas con cadenas que hacen referencia al emblema familiar.

Fig. 6 y 7. Ventana con motivos heráldicos del palacio de los Zúñiga. Fachada del Ayuntamiento de Aguilafuente. En primer plano escultura de Florentino Trapero.

 

El Ayuntamiento es un edificio modernista construido en la década de los 20 del siglo XX y en su interior alberga un museo dedicado al artista local Florentino Trapero.  La escultura en piedra de "Adán" es una de sus obras,  y está situada entre las casas del obispo y el Ayuntamiento. Del mismo escultor son los relieves de un segador y un hachero coronados por un águila de bronce que se han podido ver en la plaza de la Villa.

Una visita más detenida por Aguilafuente nos permitiría contemplar varias casa señoriales y otros edificios más modestos de la misma tipología tradicional que encontramos en la comarca, en los que se destacan las rejerías de ventanas y balcones y el esgrafiado de algunas fachadas.

 

Saliendo de Aguilafuente por la Calle Real y a unos 400 metros del Ayuntamiento, donde el adoquín se acaba transformando en el asfalto de la carretera que nos lleva hasta Lastras, veremos la ermita del Cristo de la Peña. Este edificio es una obra de mampostería levantada en el siglo XVI: tiene planta rectangular, con un pequeño pórtico añadido y espadaña en su fachada sur, y un ábside poligonal al norte.

Fig. 8 y 9. Fachada e interior de la ermita del Cristo de la Peña. Aguilafuente.

 

Volviendo a la carretera nos  adentramos en la masa de pinares  sobre un terreno ondulado de sube y baja, que nos habla de la acumulación de las arenas que forman las dunas.  A un kilómetro de la ermita, y en el lado derecho de la carretera, podremos ver un extenso agujero, formado por ser un lugar que se aprovechó durante mucho tiempo para la extracción de arena. Un kilómetro más adelante, también a mano derecha, en un pequeño claro del  pinar vemos un espacio rodeado de una alambrada que se ha utilizado durante un tiempo como muladar donde se dejaban los animales muertos para alimentar a los buitres leonados, que bajaban por decenas.

 

A  1,2 kilómetros del muladar cruza el camino de Turégano, desviándonos a la izquierda;  tras medio kilómetro se abre otro camino a mano derecha por el que proseguimos un kilómetro más y en un descenso pronunciado de medio kilómetro a la izquierda llegamos hasta el paraje de las Fuentes.

Fig. 10. Desvío en el camino de Turégano.

 

PARADA Nº 2: ÁREA RECREATIVA “LAS FUENTES” (KM 17)

 

Este lugar es estupendo para pasar un día agradable, pues está acondicionado con columpios para los niños, mesas y parrillas; en un día de verano es ideal para encontrar allí la frescura y el sosiego en plena naturaleza. Pero el disfrute del entorno puede hacer que pase desapercibido un fenómeno natural sorprendente, que explica por qué brotan aquí manantiales que aportan gran cantidad de agua al Cega. Estas surgencias que aparecen entre los arenales guardan relación con los materiales del estrato inferior, menos porosos que el manto de arena superior. Este estrato inferior es de composición variable (conglomerados, arcillas, areniscas) y, al ser menos permeable que las arenas, permite que el agua escurra entre las zonas de contacto de las capas formando los manantiales donde el recubrimiento arenoso va desapareciendo. A su vez, el estrato sobre el que se asientan las arenas cuaternarias se superponen sobre los materiales impermeables del macizo de Zarzuela, que aflorarán aguas abajo del Cega (como veremos en las presas de la Ibienza y del Ladrón). La umbría y el frescor que proporcionan las fuentes permiten que los helechos tapicen el suelo del pinar, en vez de otros arbustos más propios de un pinar de clima seco como le correspondería, como las retamas o las jaras.  

Fig. 11 y 12. Surgencia en las arenas y  helechos entre los pinos. Las Fuentes, Aguilafuente.

 

En el paraje también existe un colector para abastecer de agua a varios pueblos de la zona (Aguilafuente, Zarzuela del Pinar, Fuentepelayo, Aldea Real, Pinarnegrillo), por tener contaminados sus acuíferos con altos índices de nitritos y de nitratos. En épocas de lluvias abundantes, como ha sucedidio en marzo de 2013, el Cega lleva un agua muy turbia que no reúne las mejores condiciones de potabilidad y los lugareños tienen que echar mano del agua embotellada.

Este lugar está incluido en la Zona Especial de Protección de Aves (ZEPA) de las lagunas de Cantalejo, y donde se ha catalogado la presencia de especies tan emblemáticas como el águila imperial ibérica o la cigüeña negra. También nidifican especies como cigüeña común, milano real, milano negro,  águila calzada, águila culebrera, alcaraván, martín pescador,  azores, alcotanes, avefrías,…, lo que le da al lugar un interés añadido por esta riqueza faunística.

Desandando poco más de los dos kilómetros del camino, esta vez iniciándolo con una cuesta arriba, volvemos a la carretera  en dirección a Lastras de Cuéllar. Haciendo un kilómetro de la carretera llegamos al puente sobre el Cega y medio kilómetro después dejamos al lado izquierdo el camping El Calonge entre los pinares. Un kilómetro más y estaremos en la siguiente parada, que haremos en la ermita de la Virgen de Salcedón, por el margen izquierdo de la carretera, habiendo dejado ya la zona de pinar y cien metros después de pasar por el puente sobre el arroyo de Navacedón.

 

PARADA Nº 3: ERMITA DE LA VIRGEN DE SACEDÓN  (KM 23)

 

También aquí podremos descansar y reponer fuerzas dentro del un vallado donde varias mesas pueden servirnos para tal fin. Este lugar es un antiguo despoblado, que pudo estar habitado desde el siglo XII y la toponimia puede deber su origen por ser un lugar que estuviera poblado de sauces (salceda). La única construcción que encontramos es la ermita, edificio de una sola nave, con espadaña en la fachada y que alberga un retablo renacentista en su interior. Hacia la ermita se dirige una larga procesión en el mes de septiembre que sale desde la iglesia parroquial de Lastras, y danzando al son de las dulzainas  se acompaña la imagen de la Virgen a lo largo de un recorrido de más de un kilómetro.

Fig. 13. Ermita de Salcedón. Lastras de Cuéllar.

 

Ese kilómetro lo haremos en dirección a Lastras, por la cuesta arriba que nos lleva hasta el pueblo. En la distancia se destacan sobre los tejados la chimenea de ladrillo de la antigua fábrica de resina y la torre de la iglesia; nos dirigimos a ésta última para efectuar allí la siguiente parada, tomando la calle Calvario, que se abre a la derecha y que deja al lado derecho de la calle un almacén forestal y al izquierdo el Cuartel de la Guardia Civil.

PARADA Nº 4: LASTRAS DE CUÉLLAR  (KM 23,5)

 

El pueblo de Lastras se asienta sobre una plataforma de naturaleza caliza. Esta ubicación da nombre al pueblo, que hasta el siglo XIX se denominaba, en singular, La Lastra; por “lastra” se entiende una forma tabular más elevada que el terreno circundante y, que por su naturaleza pedregosa, forma un terreno poco productivo. En origen, estas elevaciones formaron parte de  una superficie plana en la que fueron encajándose los ríos y arroyos hasta conformar relieves en cuesta, con valles más o menos abiertos. En el caso de Lastras, el promontorio calizo se eleva sobre las rocas hercínicas del Macizo de Zarzuela que circundan el pueblo al norte y oeste, y éstas se elevan a su vez sobre las arenas terciarias y cuaternarias que recubren las zonas más deprimidas.

 Nos detendremos a las puertas de la iglesia parroquial de Santa María Magdalena, edificio de una sola nave, en el que sobresale su interior barroco. Por el lado de la torre  de la iglesia, tomamos la Calle Real, en donde se encuentra el ayuntamiento porticado, edificio muy elegante de principios del siglo XX, con fachada de ladrillo y piedra caliza rosa.

 

 

Fig. 14 y 15. Iglesia de Santa María Magdalena. Lastras de Cuéllar. Ayuntamiento de Lastras de Cuéllar.

 

Desde la esquina del Ayuntamiento, por la calle Pensamiento podemos llegar hasta la calle Bodegas y dirigirnos hasta las afueras del pueblo, donde se excavaron decenas de bodegas en la roca caliza, de las que los lugareños son muy aficionados para celebraciones entre amigos y familiares; algunas de estas bodegas conservan todavía, junto a la chimenea y el merendero,  el lagar y la prensa, en la planta superior,  y las cubas, en la planta inferior.

 

 

Saliendo por la carretera, nos dirigimos hacia Hontalbilla, localidad situada a 6 kilómetros de Lastras; tras hacer 4 kilómetros nos situamos en el punto culminante de este recorrido, situado a una altitud de 909 metros. En este tramo afloran materiales del Macizo de Zarzuela, como granitos y esquistos; bajando la cuesta llegamos a Hontalbilla, donde haremos la siguiente parada.

 

PARADA Nº 5: HONTALBILLA  (KM 29)

Hontalbilla es un pueblo situado al sur de la comarca de la Churrería; la zona debe su nombre a la abundancia de ovejas churras, que aprovechan los pastos de esta zona pedregosa del páramo calizo, y que tienen fama ser una materia prima de estupenda calidad para los asados de lechazo.

 

En los edificios puede observarse el uso de la caliza como material preponderante, de un color blanquecino característico, semejante a la piedra de Campaspero, pueblo que aunque está actualmente en la provincia de Valladolid también es de la Churrería y hasta el siglo XIX era de tierras segovianas. Atravesando el pueblo por la carretera SG-211, giramos a nuestra izquierda antes de llegar al cruce con la carretera SG-205, que va de Cuéllar a Cantalejo. En este cruce, haciendo esquina con la carretera de Adrados, pueden apreciarse unas ruinas imponentes de lo que fue una fábrica de harinas. Siguiendo recto por la calle Iglesia llegaremos hasta el templo de San Pedro, al que se denomina por sus dimensiones “la Catedral de la Churrería”; es un templo con planta de cruz latina, tres naves con cúpula sobre el crucero y un pórtico abierto en su cara sur. La piedra caliza blanca es el material utilizado en la mampostería de sus muros, reservando sillares bien escuadrados para los ángulos y para el tercer cuerpo de la torre. Una curiosidad son los dos cuerpos semicilíndricos que tiene adosados en el centro de los flancos norte y sur, y cuya finalidad desconozco.

Fig. 16. Iglesia de San Pedro. Hontalbilla

 

A un lado de la iglesia, la llamada Casa de las Ánimas Benditas conserva en el dintel de la puerta varias cráneos humanos; éstos han sido un elemento muy presente en el arte y la literatura europea hasta la época barroca y era un símbolo de la fugacidad de la vida, con un claro mensaje moralizante de recordarnos nuestro paso fugaz por este mundo, viniéndonos a decir “tu cuerpo se pudrirá, pero el alma es inmortal”.

Fig. 17 y 18. Cráneos incrustados en la Casa de la Ánimas. Hontalbilla.

Nos dirigimos por la calle Tiburcio Oviedo y a la derecha por la Calle Real hasta la Plaza Mayor, lugar donde se encuentra el Ayuntamiento, edificio de tipología semejante al Ayuntamiento de Aguilafuente. Salimos de la Plaza por la calle Pradillos para después desviarse hacia la izquierda por la calle Carretas.

 

En un recorrido alternativo (coloreado en el mapa del recorrido con una línea amarilla discontinua) podemos acercarnos hasta la ermita del Cristo de Hontariego, lo que supone realizar unos 2,5 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta, desviándonos a la derecha por el camino de Sotodivieco. En el paraje  existía una aldea que se despobló en el siglo XVII y el interés del lugar no es tanto por ver el edificio de la ermita, recientemente reconstruido, si no por el paraje, que forma un navazo de terrenos encharcables que se han utilizado tradicionalmente como zona de pastos para el ganado vacuno. El arroyo de Hontariegos ocupa la línea de contacto entre los campos de dunas al oeste y los estratos calizos al oeste, siendo el área de descarga de las aguas subterráneas de ambos espacios. El pozo artesiano que hay cerca de la ermita nos indica que las aguas subterráneas están a muy escasa profundidad.

Fig. 19. Pozo artesiano. Al fondo la ermita de Hontariegos. Hontalbila.

Regresando a la ruta del mapa y saliendo de Hontalbilla por el camino de Fuentepelayo que prolonga en línea recta la calle Carretas, se asciende unos 800 metros hasta una lastra caliza, para luego descender otro kilómetro y a continuación 1,2 kilómetros más de sube y baja. A los 3 kilómetros de haber salido de Hontalbilla nos topamos con un camino trasversal que viene de Lastras, pero nos desviamos a la derecha y hacemos otros 1,7 kilómetros hasta llegar hasta la laguna del Carrizal, donde realizaremos la siguiente parada.

PARADA Nº 6: LAGUNA DEL CARRIZAL (KM 35,5)

Junto a las de Cantalejo, las lagunas de Lastras son los ejemplos más claros de humedales formados entre campos de dunas que, al quedar deprimidas topográficamente entre ellas, quedan encharcadas de forma temporal (cuando el nivel freático asciende, como en la laguna de la Tenca) o permanente (como en la laguna del Carrizal). Estas zonas de mayor frescor ofrecen un contraste paisajístico con las áreas circundantes al desarrollarse en ellas una típica vegetación de pradera.

 

La laguna del Carrizal tiene una profundidad máxima de 3 metros y ocupa una superficie de 5 hectáreas. El humedal  recibe su nombre de la vegetación de sus márgenes, formada fundamentalmente de carrizos, juncos y eneas. Entre la vegetación anidan distintas especies de aves (como fochas, cogujadas, lavanderas, zampullines, estorninos, carriceros, azulones, ...), grandes aves migratorias también utilizan  este espacio como descansadero donde reponer sus fuerzas (garzas y grullas), distintas rapaces (como el águila lagunera, milano real, milano negro, alcotanes) e incluso parece que anida por el entorno alguna pareja de cigüeña negra . Junto a la laguna del Carrizal han instalado una observatorio de aves que permite con un poco de paciencia avistar algunas de estas aves. Además, recientemente han delimitado una senda peatonal que también puede ser utilizada por los ciclistas,  acompañada de  paneles informativos que ayudan a entender los aspectos propios del lugar.

Hacia la laguna del Carrizal desaloja sus aguas el arroyo de la Cigüeña y cuando el nivel aumenta rebosa a través de un caz hacia la laguna Lucía, sirviendo así ésta de aliviadero. La laguna Lucía está en proceso de colmatación y se encuentra cubierta prácticamente por la vegetación lacustre, y se puede llegar hasta ella por la mencionada senda peatonal.

Fig. 20 y 21. Lagunas del Carrizal y de la Tenca. Lastras de Cuéllar.

A lado oeste de la laguna del Carrizal puede apreciarse la potencia del recubrimiento que forma los campos de dunas y que aquí fue aprovechado como arenero. Las arenas sueltas dificultan transitar en bicicleta, pero gracias a la senda podemos llegar sin gran problema hasta la laguna de La Tenca. La laguna de la Tenca cuadriplica la superficie de la del Carrizal, pero en ella se ha completado el proceso de colmatación, aunque por su nombre podemos suponer que en tiempos pasados pudo ser aprovechada para criar peces; solamente  contiene agua en los años de generosas lluvias, por lo que su superficie está poblada de cepellones secos de turba (que en Lastras llaman chopos), que no impiden pasear por su interior en los años secos. No obstante, por las lluvias tan abundantes de la primavera de 2018 me resultó imposible cruzar en bicicleta hasta el extremo oeste de la laguna de La Tenca, debido a la maleza que había crecido que me llenó de raspones las piernas y, como además, los numerosos mosquitos me llenaron de picotazos me decidí a dar marcha atrás siguiendo hasta la senda que me llevaría a Lastras de Cuéllar. 

Todo lo anterior me ha llevado a modificar esta ruta, pues rodear la laguna de La Tenca por su lado norte supone hacer 3 kilómetros arenosos, impracticables para ir subido en bicicleta. Siguiendo la senda peatonal haremos 3,5 kilómetros hasta el aparcamiento de coches para aquellos que quieren hacerla andando. Desde el aparcamiento tomamos a la derecha el llamado camino de Cuéllar que nos llevará hasta Lastras en menos de 1,5 kilómetros. Al final de este camino, sale a su derecha la calle Esperanza, donde se encuentra el frontón de pelota, que dará paso al camino que conduce hasta el río Cega, situado a 4,5 kilómetros. El último tramo es bastante arenoso y tras dejar a la derecha el Centro Forestal del Molino del Ladrón  deberemos ir con precaución en la bajada que llega hasta el río, donde haremos la siguiente parada antes de cruzar el puente sobre el Cega. 

PARADA Nº 7: PRESA DE LA IBIENZA (KM 44,5)

 

La vegetación cambia de aspecto bruscamente y en los márgenes del río, y los pinos se mudan por árboles de hoja caduca, como  alisos, fresnos o chopos, acompañados de un denso sotobosque.  En la misma pared vertical frente al puente podremos ver saprolitos, un fenómeno litológico vulgarmente denominado “rocas podridas”. Estos granitos no han perdido volumen, pero se han meteorizado de tal modo que se pueden desmenuzar por una simple presión de los dedos. Las rocas superficiales han quedado sobreexpuestas a las condiciones ambientales y los procesos químicos las han alterado hasta hacerlas tan deleznables.

Fig. 22 y 23. Pared de saprolitos de granito.  Curso del Cega cerca de la presa de la Ibienza.

 

Caminando por la senda del margen derecho llegamos hasta las ruinas de un edificio y, como se hace difícil seguir por los márgenes del río debemos subir hasta lo alto del talud, para seguir avanzando después hasta la misma base de la presa. La obra se asienta sobre granitos del Macizo de Zarzuela, pero aquí nos encontramos con una roca sin meteorizar, pero que forma parte del mismo bloque rocoso que los saprolitos vistos antes. Lógicamente, aquí el granito tiene que ser por fuerza de mayor consistencia, pues de lo contrario la obra de la presa no tendría la seguridad suficiente de mantenerse en pie.

Fig. 24 y 25. Vistas desde el talud de la presa de la Ibienza.

Regresando al punto donde dejáramos la bicicleta, cruzamos el río por el puente y subiendo la  pendiente de la pista forestal nos salimos de ella siguiendo rectos por el camino que discurre cuesta arriba en paralelo al río por su margen izquierdo. Las arenas impedirán que podamos ir subidos en la bicicleta en la mayor parte del tramo de medio kilómetro que nos resta hasta llegar a la presa del molino del Ladrón, donde realizaremos  la siguiente parada.

PARADA Nº 8: PRESA DEL LADRÓN (KM 45,7)

 

 Llegaremos hasta las ruinas de una construcción y la presa que retiene el agua; tanto la presa del Ladrón como la de la Ibienza son aprvechadas para la producción de electricidad. Saltando entre las peñas y sorteando la maleza del lugar tendremos la impresión de habernos convertido en exploradores. Pensaremos que el esfuerzo por llegar hasta aquí ha merecido la pena contemplando las estampas de un bosque galería casi impenetrable. Sentados en las piedras de lo que fue el extremo de un puente podemos deleitarnos en este remanso de paz; nos arrullará el rumor de la corriente del río, el  agua de la presa y los cantos de los pájaros.

Fig. 26 y 27. Agua embalsada y ruinas en la presa del Molino del Ladrón. Zarzuela del Pinar.

 

Después disfrutar del paraje toca volver a casa remontando a pie las dunas; las rocas  de los márgenes del río va cediendo terreno a las arenas,  entre las que emergen bloques de granito redondeado hasta que son sepultados totalmente por ellas. Con la bici de la mano alcanzaremos un camino menos arenoso, con el margen izquierdo cercado con una alambrada, que nos permitirá pedalear por él durante un tramo de un kilómetro y medio. Este camino desemboca en otro camino que va desde el puente del  Cega hasta la pista forestal asfaltada; para llegar a ella nos habremos desviado a la izquierda y realizar otros 2,5 kilómetros.

Fig. 28 y 29. El Cega en la presa del Ladrón. Bloque de granito emergiendo entre las dunas del pinar.

 

Al llegar a la pista forestal asfaltada nos desviamos a la izquierda en dirección a Zarzuela, pueblo al que llegaremos tras hacer otros 2,5 kilómetros. Desde Zarzuela nos restan 9 kilómetros para llegar hasta el final del recorrido a través de carretera de asfalto, pasando primero por Fuentepelayo. Si quedan ganas, se puede hacer el último tramo de la Ruta nº 3, deteniéndonos en Zarzuela y desviándonos después por el camino hasta San Gregorio y la laguna de la Llosa antes de llegar a Fuentepelayo.

 

 

En Wikiloc puedes encontrar este recorrido en el siguiente enlace:

 

 

https://es.wikiloc.com/rutas-mountain-bike/fuentepelayo-aguilafuente-las-fuentes-lastras-de-cuellar-hontalbilla-lagunas-de-lastras-molino-y-pr-28002619

 

 

MAPA RUTA Nº 5
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PERFIL DE LA RUTA Nº 5
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RUTA Nº 5 EN PDF
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