RUTA Nº 3: PINARNEGRILLO – NAVALMANZANO – SAN CEBRIÁN – ZARZUELA DEL PINAR – FUENTEPELAYO

 

Esta ruta tiene un grado de dificultad bajo. El punto más bajo lo encontraremos en el arroyo Malucas a su paso por Navalmanzano, con una altitud de poco más de 830 metros, y el más elevado se sitúa en el alto de San Cebrián, con 919 metros de altitud; el mayor desnivel que habremos de sortear se encuentra entre esos dos lugares, especialmente en el kilómetro anterior al alto de San Cebrián, con algunas rampas que sobrepasan el 7 %; otras subidas, pero mucho más suaves, son las cuestas de Santa Juliana o la de la salida de Zarzuela del Pinar. El recorrido total, con poco más de 25 kilómetros, puede realizarse tranquilamente en cuatro o cinco horas, dependiendo del tiempo que estemos dispuestos a dedicar a cada una de las paradas propuestas.

A lo largo del recorrido de esta ruta veremos tres tipos de paisajes:

-Bosque de pinos negrales o resineros, en buena parte del recorrido de Pinarnegrillo a Navalmanzano y en un pequeño tramo próximo a San Cebrián, aunque a la izquierda del camino que lleva hasta allí podemos adivinar la masa de pinos casi continua que después contemplaremos desde el alto.

-Campos de labor, en las zonas de menor altitud, excepto las áreas cubiertas de pinar; la mayor parte se dedica a cultivos de secano, aunque también nos cruzamos con alguna finca de regadío.

-Matas de encina clareadas en las zonas más elevadas con roquedo silíceo.

 

Nos encontraremos también materiales litológicos muy variados, desde acumulaciones de arenas terciarias y cuaternarias (en las zonas de pinar y campos de cultivo), rocas metamórficas (gneises bandeados y glandulares en San Cebrián), rocas ígneas (llegando a Zarzuela del Pinar) y rocas calcáreas (en la zona de San Gregorio ).

 

Fig. 1. Perfil del recorrido.


Fig.2- Mapa de la ruta nº 3 

 

(Si no puedes ver con nitidez el mapa, al final de esta ruta hay un archivo "jpg" que te puedes descargar)

 

KM 0: Se sale de la Plaza Mayor de Pinarnegrillo a través de la calle de Navalmanzano y seguimos recto tras cruzar la carretera de Fuentepelayo  a través del camino que nos introduce en el pinar. Tras haber recorrido un kilómetro desde la salida y unos  300 metros de pinar  hacemos la primera parada en la línea de los cotos que marcan  el límite del monte de utilidad pública con los pinares particulares.

 

PARADA Nº 1: EL PINO MACHORRO (KM 1)


 

Se sitúa a la derecha, cerca del borde del camino. De no saberlo no nos detendríamos ante este árbol, pues en apariencia no es muy diferente a los que le rodean, aunque presenta un tronco nudoso. Su diferencia está en  que es un pino que no produce piñas.

Los pinos son plantas dioicas: tiene una reproducción sexual a través de flores masculinas y femeninas que tiene cada árbol  y éstas no pueden fecundarse con el polen del mismo pino, sino que a través del aire se fecundan con el polen que procede de otros árboles. Las flores o conos masculinos (amentos) se sitúan en los bordes de las ramas y son los que producen el polen; las flores femeninas se mantienen con las escamas abiertas hasta que se produce la polinización y después se convertirán en piñas, en donde se formarán las semillas. Pues bien, el llamado pino “machorro” sólo tiene las flores masculinas y esta singularidad es la que le ha librado, por el momento, de la motosierra, aunque no se salva de ser resinado (y además por dos caras, como puede verse en la foto); ¡ya podían indultarlo por los servicios prestados, después  de haber estado sudando resina durante cincuenta años...!

Si nos adentramos andando por el pinar unos 300 metros en dirección noroeste, nos encontramos con un antiguo arenero, aprovechado por los vecinos del pueblo hasta hace unos años; este arenero se abrió en una acumulación dunar y está compuesto de arenas muy sueltas; alrededor del arenero algunos de los pinos tienen pequeño tamaño y aspecto deforme, quizás debido a la escasa sustancia orgánica que contienen estas arenas.

 

Fig. 3. Pino “machorro”             Fig. 4. Duna próxima  al antiguo arenero

 

RIP: en el otoño de 2020 este pino no ha sobrevivido al COVID-19, pero la culpa no la ha tenido la pandemia sino las motosierras, que no han tenido piedad de él; quizás este árbol era molesto y valían más los poquitos euros que se han conseguido por su madera que su presencia como ejemplar de características singulares. ¡Qué pena!...

 

Proseguimos por el camino y un kilómetro antes de llegar a Navalmanzano  los pinos dejan paso a campos de labor, alternándose cultivos de secano y de regadío. Al este vemos una zona abierta entre pinares que se corresponde con una pequeña depresión en forma de artesa, denominada “nava” y que da nombre al paraje, lo que explica  la toponimia de los pueblos de Navalmanzano, Navas de Oro o Nava de la Asunción; esta nava ha sido excavada por el arroyo del Cacerón  y el Caz Grande que en sus crecidas han arrastrado y depositado materiales más finos, lo que hace que sean tierras más negras de aspecto y más fértiles que los terrenos arenosos que la circundan; al situarse en el fondo de la  depresión, el nivel freático está más próximo a la superficie y a lo largo de la Nava es posible ver varios pozos artesianos; el mismo tipo de pozos podemos encontrarlos en la nava que forma el arroyo de Hontariego en las proximidades de la ermita del mismo nombre, a 2 de kilómetros de Hontalbilla.

Los últimos 400 metros de camino  antes de llegar a Navalmanzano están asfaltados y, tras recorrerlos, cruzamos la carretera SG-222, que va de Turégano a Navas de Oro. La calle de las escuelas viejas nos llevará, después de hacer 300 metros, hasta la iglesia, donde haremos la segunda parada.

 

PARADA Nº2: IGLESIA DE NAVALMANZANO (KM 4,8)

 

La actual iglesia de los Santos Justo y Pastor es un templo del siglo XVIII construido en planta de cruz latina y del que en altura sobresale un elevado crucero, que en el interior se cubre con cúpula de media naranja. Los muros son de mampostería, reforzados con piedra escuadrada en los ángulos inferiores, mientras que en la parte alta de los muros, en los de los cuerpos más elevados y en los vanos se refuerzan con ladrillo. Al oeste del templo se encuentra la torre campanario, construida  en granito y rematada por un agudo chapitel de pizarra, sobre el que se sitúa un caballo de forja que hace las veces de veleta.

Fig. 5. Iglesia parroquial de Navalmanzano, vista desde la cabecera.
 

Continuamos la calle del Cristo de Santa Juliana, que sale de la cabecera de la iglesia y  que nos lleva hasta el cementerio viejo de Navalmanzano; a poca distancia  de él llegamos a la primera cruz de piedra del Calvario; pasada ésta nos encontramos un pequeño puente sobre el arroyo Malucas, llamado Puentecanto,  de un único ojo; aunque se le denomine “puente romano” se construyó a finales del siglo XVIII o principios del XIX. Cogemos un camino a mano derecha al toparnos con la tercera cruz y siguiendo la estela del resto de las cruces que componen el Calvario, el camino nos conduce  hasta la ermita de Santa Juliana y, tras ascender una cuesta de unos 300 metros, realizamos la tercera parada.

 

PARADA Nº 3: ERMITA DE SANTA JULIANA (KM 6,1)

 

La ermita es un edificio de dos cuerpos; la cabecera de planta cuadrada, más antigua, tiene un origen medieval (románico tardío)  y está construida con piedras irregulares con revoque de cal; el  ladrillo se utiliza en los ángulos, vanos y aleros y , sobre el tejado, en la espadaña que corona el arco triunfal que separa el presbiterio de la nave añadida; esta nave se construyó tras derrumbarse en  el siglo XIX el cuerpo de la ermita, que anteriormente era de tres naves. Al exterior, se observa el alero en la cabecera, que sobresale muy poco del muro, pero forma un friso ancho compuesto por dos filas de ladrillo en forma de puntas de diamante y en lo alto de la cornisa otras tres filas de ladrillo plano por su lado corto.

 

Fig. 6. Vista de Navalmanzano desde el alto de Santa Juliana. En primer término las últimas cruces de piedra del calvario.
 
Fig. 7 y 8. Muro norte de la ermita de Santa Juliana. Alero  de la cabecera.
 

Una antigua leyenda señala que hubo una comunidad de monjes que cuidaba el recinto y  disponía de innumerables riquezas que escondían en una cueva bajo la ermita. Los monjes desaparecieron de la noche a la mañana y con ellos el supuesto tesoro; por el momento nadie ha podido dar con él….

 

Bajando la cuesta, seguimos recto unos 400 metros hasta que sale un camino a mano izquierda que nos conducirá hasta San Cebrián;  tras recorrer poco más de 4,5 kilómetros,  primero  en ligera subida entre campos de cultivo y durante el último kilómetro con rampas más pronunciadas cuando el camino se rodea de pinos. Poco antes de culminar la cuesta y a la vista de los restos de la ermita de San Cebrián nos desviamos a la derecha y siguiendo la ascensión, llegamos a los pies de esta ermita, lugar en el que realizaremos la siguiente parada.

 

PARADA Nº 4: ALTO DE SAN CEBRIÁN (KM 11,2)

 

El principal interés paisajístico de esta parada son las excepcionales vistas panorámicas que se divisan desde el alto; se puede decir que media provincia de Segovia está al alcance de nuestros ojos: el mar de pinos se extiende hasta perderse de vista desde el  oeste hasta  el macizo de Sepúlveda, que se eleva sobre la masa verde; al frente, sobre  los pinares,  se levanta  la línea horizontal de las parameras del norte de la provincia, pudiéndose distinguir en los días despejados los edificios de Cuéllar; al sur se divisa la campiña, la rampa y, al fondo, el perfil de la sierra con su característico color azulado. Estamos a 919 metros de altitud, según marca el  vértice geodésico  en el mapa topográfico,  y al resaltar sobre el terreno de alrededor le convierte en un excelente mirador por sus cuatro costados.

 

Fig. 9. Vista dirigida hacia el norte desde el alto de San Cebrián; vértice geodésico entre encinas 
 

Si hasta aquí los pinos eran los únicos árboles visibles, en el alto de San Cebrián y en el camino a Zarzuela  cederán su protagonismo a las  encinas, reflejo de la presencia de suelos silíceos,  donde se diferenciarán rocas metamórficas (gneis) y rocas ígneas (granito).  El alto de San Cebrián  formaría parte del llamado Macizo de Zarzuela del Pinar, prolongación del Macizo de Santa María la Real de Nieva,  y que en el valle del Pirón quedan cubiertos por un manto arenoso; los gneises que encontramos tanto aquí arriba como en la cantera de la parada nº 5  son algunas de las rocas más antiguas de toda la provincia.

Los restos de la ermita de San Cebrián es lo único que queda de un antiguo despoblado. Sólo quedan en pie dos muros (el norte y el oeste de lo que era una construcción mudéjar de mampostería y ladrillo, semejante a otras ermitas de la zona, como la anteriormente visitada de Santa juliana, en Navalmanzano, o las de Santa Águeda y San Miguel, en el término de Carbonero.

 

 Fig. 10. Ruinas de la ermita de San Cebrián.
 
Fig. 11 y 12. Vanos reforzados con ladrillo. Ermita de San Cebrián.
 

Volvemos a bajar hasta el camino, y, culminando una pequeña subida, la cuesta abajo nos lleva  hasta otro camino a la entrada del pinar y bordeando la antigua cantera haremos la siguiente parada.

 

PARADA Nº 5: CANTERA (KM 12)

 

La zona más baja del agujero de la antigua cantera está cubierta por el agua durante buena parte del año, secándose en el final del verano hasta que las lluvias del otoño vuelven a rellenarlo.

El tipo de rocas de la cantera es semejante al que habíamos encontrado en el alto de San Cebrián, pero aquí resulta  más fácil apreciarlo.  Estamos hablando de gneis, roca metamórfica que tiene una composición semejante al granito (cuarzo, feldespato y mica),  pero diferente en cuanto a su origen. El gneis, como roca metamórfica,  se forma al sufrir la roca original una transformación al estar sometida a fuertes presiones y altas temperaturas y que aquí puede tener una antigüedad de unos 500 millones de años, en los períodos Precámbrico-Cámbrico.

 

Fig. 13. Laguna que se forma en la antigua cantera.
 
Fig. 14 y 15. Ortogneis glandular de la cantera de San Cebrián. Megacristales de feldespato en el fondo de la cantera.
 

En la cantera se pueden apreciar dos tipos de gneis: el bandeado y el glandular; el primero alterna tonos grisáceos claros y oscuros; el segundo, el ortogneis glandular, es muy abundante en el Sistema Central y su rasgo distintivo es la presencia de megacristales de feldespato potásico de hasta 10 centímetros de diámetro. Este tipo de gneis es el mismo que en Galicia recibe el nombre de “ollo de sapo”(ojo de sapo). Al ser más resistentes que los demás materiales que compoen el gneis, en el fondo de la cantera se acumulan estos megacristales de feldespato de formas redondeadas que se destacan sobre fragmentos más pequeños; puede apreciarse el tamaño de estos megacristales al compararlo con los 2,3 cm de diámetro de la moneda de 1 Euro.

Volvemos al camino en dirección a Zarzuela del Pinar. A uno y otro lado iremos viendo afloramientos de granito que la erosión ha ido dándoles  formas redondeadas, siendo las encinas compañeras habituales de esos afloramientos rocosos.

El granito es una roca ígnea plutónica que se origina por el enfriamiento y solidificación de rocas viscosas que componen el magma.  El enfriamiento se produce lentamente en el interior de la tierra, cosa que sucedió durante la orogenia herciniana, hace aproximadamente unos 300 millones de años. En el Macizo de Zarzuela, estos granitos formarían parte de un batolito que se fue elevando durante los procesos tectónicos de la Era Terciaria (en la orogenia alpina) y que la actuación de los agentes erosivos permiten que puedan aparecer en superficie. La erosión desmanteló los diversos materiales (gneis, calizas o arenas) que en principio recubrían las rocas ígneas. Integrando el batolito granítico estarían también los afloramientos que encontraremos en el entorno del molino del Ladrón y que se pueden visitar en la ruta nº 5.

 

Fig. 16. Afloramientos graníticos en el camino a Zarzuela del Pinar.

 

Bajando la cuesta se divisa el caserío de Zarzuela del Pinar y sobre él se observa una gran chimenea de ladrillo de una antigua fábrica de resinas y parece ser que ha vuelto a entrar en funcionamiento, pues el humo que sale por su boca  nos lo confirma; llegamos hasta un camino en que hay un cartel donde se señala el comienzo de una ruta a  pie que conduciría al alto de San Cebrián hasta Fuentepelayo; avanzando por este camino hay varias naves ganaderas y entramos en el pueblo por la calle Sol; proseguimos por la calle Calvario  y en un giro de 90 grados a la derecha nos situamos  a los pies de la iglesia pasados unos pocos metros.

 

PARADA Nº 6: IGLESIA DE ZARZUELA DEL PINAR (KM 14,4)

 

A la salida del pueblo y al lado izquierdo de la carretera que conduce a Fuentepelayo se sitúa la iglesia de Zarzuela. El edificio es de una sola nave y conserva algunos elementos de su origen mudéjar. La torre, construida en granito, es de aspecto macizo y se sitúa al oeste del templo. Un pórtico cerrado se sitúa  a la entrada por el lado norte, poco frecuente en las iglesias de Segovia pues el pórtico solía  abrirse en la cara soleada (orientada al sur) para reunir al Concejo y poder protegerse del cierzo. Al otro lado, en la cara sur, aún se conserva el muro y la puerta del antiguo cementerio, cosa común hasta el siglo XIX, pero que en la actualidad ha desparecido en la mayoría de los pueblos.

 

Fig. 17. Iglesia parroquial de Zarzuela del Pinar.
 

Tomando la carretera, tras un recorrido de kilómetro y medio, en el que hemos subido y bajado una cuesta  cogemos un camino de tierra que sale a mano derecha tras una torreta metálica del tendido eléctrico;  a continuación de un cartel que anuncia una obra de sellado de un antiguo vertedero, observamos estratos calizos horizontales en paralelo a la derecha del camino y sobre los que se labran los campos de cultivo;  tras recorrer una distancia de 1 kilómetro por este camino llegamos a la siguiente parada, en el paraje de San Gregorio.

 

Fig. 18. Estratos de roca caliza en el borde del camino en dirección a San Gregorio

 

PARADA Nº 7: SAN GREGORIO (KM 18)

 

El paraje recibe el nombre del despoblado y de la ermita que tenían ese nombre; en pie solo queda unos de los ángulos de la ermita, que también tendría un origen románico-mudéjar. Al igual que en el camino  que nos trajo a San Gregorio encontramos calizas del Cretácico de tonos rosáceos, las más fáciles de ver en agujero del terreno  que se ve en la fotografía, justo a los pies de los restos de la ermita. En las proximidades aflora un pequeño manantial, que aporta la frescura suficiente para que arraiguen algunos álamos blancos;   por el manantial fluye agua cuando entre los resquicios de la roca caliza, como si fuera un sifón, se acumula agua suficiente como para que supere el nivel de la surgencia;  también podemos encontrar los restos de una antigua tejera de la que solo queda la boca de ladrillo por donde se introducía la leña al horno.

Fig. 19. Restos de la ermita de San Gregorio.

 

Fig. 20 y 21. Boca de la antigua tejera. Álamo blanco en el cauce del manantial.

 

Volviendo por el camino que nos había conducido hasta San Gregorio, tomamos el primero que sale a nuestra derecha y a un kilómetro de distancia haremos la siguiente parada en la laguna que nos encontramos a mano izquierda.

 

PARADA Nº 8: LAGUNA DE LA LLOSA (KM 19)

 

La laguna de la Llosa es uno de los cientos humedales  que encontramos en Tierra de Pinares; más que de laguna nos encontramos con un complejo lagunar, de menores dimensiones que los de Lastras de Cuéllar o Cantalejo, donde varias cubetas están interconectadas entre sí. El origen de estos bodones o lavajos en los arenales se explica porque en las áreas interdunares, más deprimidas por tanto, el agua subterránea está más próxima a la superficie, comportándose como área de descarga  al ascender el nivel freático; cuando éste desciende también lo hace el nivel de la laguna, llegándose a secar durante el estío en los años secos (como ha sucedido en este verano de 2012).

Al existir suficiente humedad, próximos a las lagunas arraigan árboles que también nos encontramos en la ribera de los ríos: fresnos, sauces, álamos, chopos,… Otras plantas, como  espadañas o carrizos, protegen  a las aves acuáticas que anidan o lo utilizan como descansaderos  en sus migraciones. Según el panel explicativo, se pueden encontrar durante todo el año fochas y azulones,  y durante algunas temporadas garzas comunes, pollas de agua o zampullines. La laguna también ha sido utilizada como criadero de tencas, práctica tradicional que se seguía en varios pueblos de la zona. En las inmediaciones de la laguna se ha habilitado un área recreativa, con merendero incluido.

 

      Fig. 22 y 23. La laguna de La Llosa a comienzos del verano. Focha común en la laguna.

 

 

Avanzando por el camino unos 800 metros, tras cruzar el arroyo Malucas y unos metros antes de llegar a la carretera, nos encontramos un parque que está cercado con una alambrada en el que hacemos la siguiente parada.

 

PARADA Nº 10: PARQUE DE LOS ECOSISTEMAS SEGOVIANOS (KM 19,8)

 

El parque se organizó hace unos pocos años, se cortaron unos chopos que había en la orilla del arroyo Malucas y se plantaron más de un millar de plantas, entre matorrales y árboles representativos de los ecosistemas de la provincia de Segovia. Una noria nos da la bienvenida a la entrada del parque y a través de una senda, que puede hacerse en bicicleta, podemos seguir el recorrido y ver las distintas especies propias de cada ecosistema y cada parada se acompaña de un panel explicativo.

 

Fig. 24. Noria en la entrada del parque de los ecosistemas segovianos.
 

Un total de once ecosistemas están representados, empezando con el ecosistema de los campos de cultivo,  justo al  lado de la noria, para continuar con el pinar de pinos resineros, el encinar, el sabinar, los humedales, el quejigar, el melojar, el hayedo, el pinar de montaña, la alta montaña y, siguiendo el camino paralelo al arroyo volvemos hacia el inicio del recorrido para acabar con el bosque de ribera. Como el parque está bien cuidado y los árboles han crecido lo suficiente, se ha convertido en un lugar apacible para pasear o para descansar en los bancos a la sombra.

Saliendo del parque, nos desviamos a mano izquierda por la carretera; tras pasar por  el cruce de la carretera a Zarzuela del Pinar, y siguiendo recto nos encontramos con un parque a mano derecha en cuyo centro hay una recreación a pequeña escala del Acueducto de Segovia. Avanzando por la carretera en dirección a Aguilafuente, a unos 500 metros del parque de los ecosistemas nos desviamos a mano derecha por la calle Calvario y nos topamos con otra recreación a escala, esta vez del Alcázar de Segovia.

 

Fig. 25 y 26. Recreaciones del Acueducto y del Alcázar de Segovia

 

Volvemos a girar a mano derecha y seguimos por la calle del Rollo y antes de llegar a la iglesia de El Salvador nos encontramos con el rollo que da nombre a la calle. Aunque se ha pretendido recuperar este monumento tradicional, propio de las villas castellanas de la Edad Media, es un tipo de restauración inadecuada pues solamente contiene  dos o tres piedras originales y el resto está reconstruido con piedra caliza nueva. Fuera de la polémica,   un rollo de justicia era un pilar de piedra, dispuesto sobre una escalinata y adornado en su extremo superior, que simbolizaba  que el municipio contaba con una autoridad con capacidad de administrar justicia, teniendo estas localidades la distinción en su nombre de “villas”.

A menudo, los rollos de justicia se convertían en “la picota”, lugar donde se ajusticiaba a los que habían sido condenados, desde la ejecución, en los delitos más graves, hasta otras penas para delitos más leves, como ser azotado y expuesto el reo a escarnio público, encadenado por un cepo al pilar del rollo. La aplicación de estas penas en la picota dejó de efectuarse desde la primera mitad del siglo XIX, siendo desmantelados a partir de entonces muchos de estos rollos, entre ellos el que existía en Fuentepelayo. Continuando recto hacemos la siguiente parada en la iglesia de El Salvador.

 

PARADA Nº 11: IGLESIAS DE FUENTEPELAYO (KM 20,6)

 

La  iglesia de El Salvador es una construcción del siglo XIII, de origen románico-mudéjar, presente este estilo  en la parte inferior de la torre y en el interior arcos de ladrillo  de separación de las naves y el artesonado. En el siglo XVI la iglesia se amplió hacia el norte y al exterior el gótico se hace visible en la cabecera poligonal. El amplio pórtico del lado sur le da personalidad a la construcción y una reciente restauración lo ha dejado impecable. El barrio de El Salvador era donde se concentraba la población más modesta del pueblo y el aspecto más rústico de su parroquia nos indica que no se emplearon los mismos recursos que en la Iglesia de Santa María, de aspecto más señorial.

 

Fig. 27 y 28. El rollo de justicia. Iglesia de El Salvador.
 

Avanzando en línea recta por la calle del Príncipe, llegamos hasta el cruce de la carretera de Aldea Real; nos desviamos a la izquierda y enseguida vemos unos indicadores que marcan la dirección a Pinarnegrillo  a mano derecha y siguiendo esa vía (la calle de don Pelayo) nos lleva de frente a la cabecera de la iglesia de Santa María;  al llegar a la altura de la iglesia, nos podemos detener  en la Plaza Mayor, parcialmente porticada, situándose el ayuntamiento en el otro extremo de la plaza.

La iglesia de Santa María es un edificio románico del finales del siglo XII y de comienzos del XIII, período del que aún conserva la cabecera, la torre y un primer tramo de lo que fue su pórtico lateral; el ábside circular tiene tres ventanas rematadas con arcos de medio punto característicos del románico; su esbelto campanario  tiene un remate piramidal, semejante al de la iglesia de Pinarejos; al sur del ábside, un tramo del pórtico lateral conserva dos arcos de ladrillo , y entre medias de los dos se abrió una ventana que comunica actualmente con la sacristía.

Fig. 29. Vista de la iglesia de Sta. María desde el ángulo sureste.
 

En el siglo XVI el cuerpo de la iglesia se reconstruyó en estilo gótico tardío, manteniendo  tres naves,  pero ahora con una anchura mayor. La obra fue proyectada por Juan Gil de Hontañón, el “Mozo”, que también trabajaría  junto a su padre (con idéntico nombre que el hijo)  en la construcción de la catedral nueva de Salamanca; el hijo no obtuvo  el reconocimiento que había alcanzado su padre (al que se deben obras como la catedral de Segovia o los castillos de Cuéllar y de Turégano) ni el que conoció su hermano Rodrigo (autor de la fachada de la Universidad de Alcalá de Henares, ya en estilo renacentista).

Del exterior de la construcción gótica pueden destacarse las dos portadas, obras del gótico flamígero.  La portada norte tiene arquivoltas de medio punto, con decoración de bolas en el arco semicircular exterior; el tímpano alberga la imagen de una Virgen de piedra, de la segunda mitad del siglo XVI, obra de Pedro de Bolduque, escultor que desarrolló casi toda producción por tierras de Cuéllar y de Medina de Rioseco, su lugar de nacimiento,  y es el autor también del relieve  el Llanto sobre el Cristo muerto de uno de los retablos de la iglesia de Santa María; un arco conopial culmina la portada  y se adornan sus extremos con dos estilizados pináculos; por cierto, el panel explicativo que hay al lado izquierdo de la portada confunde  la orientación de las portadas y donde pone “norte” ha de entenderse “sur”.

La portada sur formaba parte de  la antigua catedral de Segovia. Este edificio estaba situado al lado del Alcázar y cuando la catedral se incendió durante la Guerra de las Comunidades, algunas partes se trasplantaron piedra a piedra, como el claustro, que se trasplantó hasta la nueva catedral, o  una de sus portadas que se trajo a Fuentepelayo. El artífice de esta portada, Juan Guas, fue escultor y arquitecto de la segunda mitad del siglo XV,y uno de los artistas más destacados del gótico  flamígero (que en España se mezcló con formas mudéjares, en lo que se conoce como gótico isabelino)  y fue autor también de la obra cumbre de este estilo, el convento de San Juan de los Reyes en Toledo;  también realizó otras obras de renombre,  como el palacio del Infantado de Guadalajara, el colegio de San Gregorio de Valladolid o el mencionado claustro de la catedral de Segovia, y  a él se debe también el púlpito que está en el interior de la iglesia de Sta. María. Consta en esta fachada sur la fecha de traslado desde Segovia, en el año 1523, y de ella podemos destacar la profusa decoración en la que se combinan elementos vegetales, escudos, pináculos, molduras, figuras,… Los nichos y el tímpano vacíos nos hacen suponer que las imágenes que contenían se perdieron durante el incendio o el traslado posterior hasta Fuentepelayo. Al igual que en la portada norte, encontramos un arco escarzano sobre  las puertas de acceso al templo.

 

Fig. 30 y 31. Portada norte y sur de la iglesia de St. María.

 

En la plazuela que se forma en lado sur de la iglesia un par de casas mantienen escudos de la orden de Calatrava en sus fachadas; una de ellas además tiene unas dimensiones más que notables, y donde se puede destacar una hábil combinación de piedra y ladrillo, así como el imponente alero de su tejado.

Fuentepelayo conserva también un considerable número de casas de tipología tradicional, con los muros de sus fachadas decorados con piedra caliza de formas irregulares y ladrillos que refuerzan los vanos, aleros y ángulos del edificio, tal como se detalla en uno de los apartados de la página dedicados a Pinarnegrillo.

De regreso al punto de partida, salimos de Fuentepelayo en dirección  oeste por la calle de los Peligros, extremando el cuidado, ya que es muy estrecha, y saliendo a la carretera nos quedan poco más de 4 kilómetro para llegar al punto de partida. 

 

 

Para seguir esta ruta por Wikiloc visita la página:

https://es.wikiloc.com/rutas-mountain-bike/pinarnegrillo-navalmanzano-san-cebrian-zarzuela-del-pinar-fuentepelayo-14658603

 

 

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